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MITOS Y LEYENDAS
Los mitos y las leyendas no son letra, ni palabra muerta; al contrario, constituyen "formas vivas de representación de la cultura popular". En los cuentos de los abuelos, las historias sagradas de los pueblos indĆgenas, los relatos campesinos de espantos y las leyendas que se remontan a los tiempos de la conquista y la colonia, viven y recrean nuestra historia, nuestra tradición, las raĆces de nuestra cultura. Es muy nombrada por la gran mayorĆa de los campoalegrunos la historia de BabilĆŗ, pero poco se sabe del origen o gĆ©nesis de su historia, como lo citarĆa el primer personaje que hablarĆa de ella: āBabilĆŗ es la historia de amor de dolor y sacrificio, de un pueblo indĆgena; segĆŗn referencias retransmitidas de padres a hijos desde tiempos remotos cuando la conquista espaƱola y cuando las crónicas de indias no recogieron y que los historiadores no alcanzaron a vislumbrar, quizĆ” porque el poblado era pequeƱo, talvez porque la barbarie desatada contra esa tribu pacifica y al parecer distinguida, inundó de sangre el pabellón espaƱol; historia?, leyenda?, cuento?, ficción o realidad?.
Lo cierto fue que el venerable anciano ya invĆ”lido por el peso de los aƱos, sentado todas las tardes en el andĆ©n de su casucha a orillas de la carretera que de la āvarianteā (vereda rĆo Neiva), conduce a Algeciras a unos diez kilómetros, situada frente a la antigua finca de Rómulo Trujillo, con los ojos cansados por el peso de la nostalgia, parecĆa sumergirse en la bruma del pasado y en forma emocionada narró una historia bellĆsima que luego habrĆa de saturar mis Ćntimos pensamientos hasta obligarme a retransmitirlos, ahora en prosa versificada hilvanada maquinalmente, como sumergida en un gran sueƱo, asĆ:
āTuve un mĆ”gico sueƱo,
Y al vapor luminoso de la bruma espesa
Surgió majestuosa divina princesaā¦
Princesa sin dueñoPrima tal vez del gran manitú;
De hermoso donaire
De andar majestuoso;
Que la tribu entera llamo āBABILUāā¦!
Una divina niƱa, de luengos cabellosDe tinte lustroso,
Cual flamas al aire;Ojosā¦de vivos destellos,
Que hiciera una hoguera de amor encender
En pechos bravĆos
De regios mancebos,
De justos e impĆos, que por esa hermosa quisiera vencerā¦!
La historia es muy larga
El soƱar abateā¦!
Mi mente girabaCual la rueda locaDe algĆŗn carrusel;
Y en luces difusas
Airoso y altivo en un regio doncel,
AtraĆa mis musas;
Y và tras la roca de mi comprensión;
La sombra gigante de un ser invisible
Que, con voz de arpegios,
De inflexiones suaves,
Dictó a mi inconsciente
En sutil transmisión,
La historia inmarcesible
De esos tiempos regios,
De un pueblo guerrero,
De gente gloriosa
De sanas costumbres;
De una hermosa diosa,
Que voló a las cumbresā¦!
AsĆ describe HELIODORO CANO RAMĆREZ, la historia de la india BabilĆŗ. Es la misma manera como se tejen las leyendas de los personajes de la conquista espaƱola, como lo fue BabilĆŗ, La Gaitana, entre otras; tambiĆ©n nuestra gente enriquece este creador de identidad, con renombrados mitos, como lo son:
EL TAITAPURO es un anciano gigantesco, de pocas palabras, tallado en varios metros, con una sola cabeza, disforme, alargadĆsima y con sombrero de hoja de pindo para cubrir a medias una cabellera erizada; por los ojos, la nariz, las orejas y la boca, las llamaradas se escapan para indicar su poder aterrador; el tórax es atlĆ©tico y el largo de los brazos, tan exagerado, que puede golpearse las pantorrillas hasta donde desciende una vestidura que hace mĆ”s temible el aspecto. Lleva tambor y da bienaventuranza a las personas que le hacen caso.
EL MOHĆN: Existe desde la Ć©poca de la Colonia y se dice que es un sacerdote chibcha o moxa, quien despuĆ©s de la Conquista se refugió en las orillas del rĆo Magdalena. Vive en los playones, en las rocas vecinas a los cauces de agua, en las lagunas y en las quebradas de la región Andina. Es un hombre de tez quemada, cubierta de pelo, con figura de indio viejo. Los ojos le brillan. Fuma tabaco.
EL POIRA: Tiene figura de niƱo u hombre enano, que recuerda los "gnomos" del folclor europeo. Algunos escritores lo presentan como "un mocetón apuesto y audaz" y otros creen que es una variedad del MohĆ”n, con el cual presenta algunas concordancias de comportamiento y carĆ”cter, sobre todo en las orillas del rĆo Magdalena.
LA MADREMONTE o MADRESELVA: Personifica los espĆritus defensores de la naturaleza. Se la ve con figura de mujer, pero sus cabellos y su cuerpo estĆ”n conformados por frondas, flores y ramajes. Sus ojos despiden una extraƱa luz.Vive con la espesura de los bosques y lanza chillidos agudos y penetrantes en la oscuridad. Suele desorientar a los caminantes. Se baƱa en la cabecera de los rĆos y se agita mĆ”s cuando siente que estĆ”n derribando los Ć”rboles. A pesar que su presencia ocasionaba horror era una especie de juez para los campesinos en los litigios, ya que atacaba a aquellos que no tenĆan la razón en los pleitos, preferencialmente en los relacionados con los linderos de las fincas, como castigĆ”ndolos, sin misericordia alguna, por sus injustas y malas actuaciones.
LA PATASOLA: Es una mujer de aspecto horrible, cabellera larga y rubia, de ojos brillantĆsimos y desorbitados, boca enorme, un solo pecho y con una sola pierna gorda. Camina en una pata, a veces con aspecto de pezuƱa. Se roba los niƱos para chuparle la sangre y luego los abandona. Vive en los montes y desorienta los caminantes. A veces se presenta con aspecto de mujer hermosa, para engaƱar Los campesinos la toman como la personificación de una madre que mató a su hijo y fue condenada a vagar por el monte. A la Patasola se le acentĆŗa una identificación plena con la propia selva, ya que aparece como endriago de cabellera enmaraƱada (ramajes) y de una sola pata (tronco de Ć”rbol).
LA LLORONA: No tiene representación material aunque puede identificarse como una deidad guardiana de la selva. Su realidad es solo un grito gemebundo y horrendo, un aullido que se escucha en la selva en las noches de luna, en los cafetales, en las sementeras, por las orillas de los montes y de los rĆos. El pueblo la asocia a una noción de castigo. Su lloro parece invocar la necesidad de que los niƱos sean amados y protegidos.
EL DUENDE: Este personaje es casi universal. Es de pequeƱa estatura y traje vistoso, de estilo medieval; se divierte causando incomodidades a la gente. Persigue especialmente a las muchachas casaderas. Les arroja terrones a travĆ©s del techo y las paredes de sus casas. DespuĆ©s de asustarlas en noches sucesivas quedan como si fueran posesas del diablo. Les dan ataques nerviosos, convulsiones, sustos y otros males, que como dice la copla: .."si el cura no los cura, son incurables".. Pero, tambiĆ©n suele curarlos El Poira. Sea verdad, cuento, leyenda o mito lo que se afirmaba, en otra Ć©poca, del taitapuro, el mohĆ”n, el poira, la madremonte, la patasola, la candileja, la llorona, el duende, el cura sin cabeza, la mula retinta y el diablo, lo cierto es que fueron asuntos de bastante discusión en el Tolima y en el Huila, y por lo mismo, no dejaron de tener su importancia por la misión que se les atribuĆa a cada uno de ellos. Si, predicando la mentira para hacerla resaltar como un hecho verdadero respecto a una determinada cuestión, influyó eso en las personalidades de los antiguos para creer en la realidad de dichos terribles espantos o si efectivamente existieron, son cosas que forman parte de una mejor investigación de quienes se preocupen de estos temas que lógicamente tienen su simpĆ”tica atracción y gracioso contenido.

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